FRACTURA
Una fractura es
la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa. La
fractura es una discontinuidad en los huesos, a consecuencia de golpes, fuerzas
o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso. El término es
extensivo para todo tipo de roturas de los huesos, desde aquellas en que el
hueso se destruye amplia y evidentemente, hasta aquellas lesiones muy pequeñas
e incluso microscópicas.
FACTORES DE
RIESGO
En general, la
fractura se produce por la aplicación de una fuerza sobre el hueso, que supera
su resistencia elástica, en cuanto al mecanismo de aplicación de dicha fuerza
sobre el foco de la fractura, podemos clasificarlas:
Por traumatismo
directo, en las cuales el foco de fractura ha sido producido por un golpe
directo cuya energía se transmite directamente por la piel y las partes
blandas. Por ejemplo, el golpe de un martillo sobre un dedo, fracturando la
falange correspondiente. En esta misma clasificación se encuentran las
fracturas producidas como consecuencia de una caída, en las cuales el hueso es
el medio de transmisión de la acción de la fuerza y el suelo u otro elemento
contundente es el elemento que reacciona, superando la resistencia ósea.
Por traumatismo
indirecto, en las cuales el punto de aplicación de la fuerza está alejado del
foco de fractura. En este caso, las fuerzas aplicadas tienden a torcer o
angular el hueso. Por ejemplo, la caída de un esquiador, con rotación de la
pierna, produce una fractura a nivel medio de la tibia y el peroné, estando las
fuerzas aplicada a nivel del pie fijo y de todo el cuerpo en rotación y caída.
Si la fuerza es
aplicada paralelamente al eje de resistencia habitual del hueso, como lo que
ocurre en las caídas de altura de pie sobre las vértebras, resultando en una
compresión del hueso, acortándolo, se denominan fractura por aplastamiento.
Si la fuerza es
aplicada sobre un punto de sujeción de estructuras tendoligamentosas, desgarrando
un trozo del hueso, se denomina fractura por arrancamiento.
Por fatiga,
también denominadas espontáneas, son aquellas en que la fuerza es aplicada en
forma prolongada e intermitente en el tiempo. Por ejemplo, la fractura de
marcha que se produce en algunos atletas o reclutas del ejército, que se
produce en el pie (a nivel del segundo metatarsiano)
TRATAMIENTO MEDICO
Se hace una incisión sobre el hueso fracturado, mientras
el paciente se encuentra sin sentir dolor (bajo anestesia general o local). Se
coloca el hueso en la posición correcta y se fijan los tornillos, clavos o
placas al hueso o dentro de éste, ya sea de forma temporal o permanente. Se
ligan o cauterizan los vasos sanguíneos que se hayan lesionado. Si un examen de
la fractura muestra que se ha perdido parte del hueso como resultado de la
fractura, especialmente si hay un espacio entre los extremos quebrados, el
cirujano puede decidir que es necesario hacer un injerto de hueso para evitar
que se retarde el proceso de consolidación.
Si el injerto no es necesario, la reparación de la
fractura puede hacerse a través de uno de los siguientes métodos:
a) se atraviesa la fractura con uno o más tornillos para
sostenerla;
b) se coloca una placa de acero con tornillos insertados
en el hueso;
c) se introduce un clavo de metal acanalado con huecos
por uno de los extremos, a lo largo del hueso y luego se pasan los tornillos
atravesando el hueso y el hueco del clavo. En algunos casos, es necesario hacer
una reparación microquirúrgica de los vasos sanguíneos y de los nervios después
de este tipo de estabilización. Luego, se sutura la incisión de la piel en la
forma usual.
TRATAMIENTO POSOPERATORIO
La ventaja de la fijación interna es que permite, por lo
general, la movilización temprana y una consolidación más rápida del hueso. No
es necesario ni recomendable, por motivo alguno, retirar el aparato de fijación
interna, a menos que cause problemas. El pronóstico a largo plazo es excelente.
El tiempo de permanencia en el hospital depende de diversos factores tales como
la condición del hueso, la presencia de infección, el estado de irrigación
sanguínea y nerviosa y la presencia de otras lesiones. Los huesos de los niños
se consolidan rápidamente, por lo general, en seis semanas.
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